Con diferente nombre (“Gloria a Lola...”), diferentes carteles, diferente pintura y dueño (all inclusive), el maravilloso boliche bailable cercano a la vieja estación (misma barreteada, misma gente, mismo aroma, misma sensación de suicidio masivo en puerta) abrió por fin sus puertas (a la espera de nadie), para serle competencia al “wonderfull” cincuentiunica disco del universo de Aguasbravas, y para alojar a todos esos emos y promotores desocupados y sin rumbo.
A un precio alucinógeno, hiperinflacionado a modelo económico internacional, la bebida del lugar ya cotiza en bolsa.
Cuestión de dias, tal vez un mes, le daremos a este “esoteric cool” boliche, al que volverá sin ninguna dudad un hostal de tierra (léase: trash) y cucarachas mutantes ucranianas.
Curiosidades: se clausuro la puerta de emergencias para instalar una barra de tragos largos y cate de ojetees; y por ultimo hay mas fila de gente esperando para entrar que la reputisimamadrequeloreparió (como si valiera la puta pena).
A un precio alucinógeno, hiperinflacionado a modelo económico internacional, la bebida del lugar ya cotiza en bolsa.
Cuestión de dias, tal vez un mes, le daremos a este “esoteric cool” boliche, al que volverá sin ninguna dudad un hostal de tierra (léase: trash) y cucarachas mutantes ucranianas.
Curiosidades: se clausuro la puerta de emergencias para instalar una barra de tragos largos y cate de ojetees; y por ultimo hay mas fila de gente esperando para entrar que la reputisimamadrequeloreparió (como si valiera la puta pena).
Fotos: Antonio Lasarnacongustonopica.
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